¿Podría un bebé tener fiebre por arañazo?

Signos y síntomas de la enfermedad por arañazo de gato

Si su gato se rasca a su bebé, podría provocar una infección. La razón: los gatos (en su mayoría gatitos) pueden transmitir la fiebre por arañazo de gato o contraer la enfermedad por arañazo, una infección bacteriana causada por Bartonella henselae. La enfermedad se propaga a través del contacto con un gato infectado (una picadura o rasguño). Se puede diseminar por mordedura o arañazo o por contacto con saliva de gato en la piel quebrada o superficies de la mucosa como la nariz, la boca y los ojos, según los Institutos Nacionales de Salud.

Consejos para prevenir la fiebre por arañazo en gatos

Su mejor opción es mantener a su gato (especialmente si es un gatito) lejos de su bebé. O, al menos, frenar cualquier juego vigoroso entre el animal y el bebé. Nunca es demasiado temprano para enseñar a los niños a no provocar ni provocar a las mascotas, especialmente cuando los animales comen o duermen. El control de pulgas también es importante ya que parece ser la forma en que los gatos transmiten las bacterias entre sí (aunque no a los humanos).

Qué hacer si tu bebé se raya

Síntomas

Generalmente, después de un rasguño o mordisco de un gato, se formarán granos alrededor de la herida a medida que cicatriza. Estos pueden durar hasta un mes. Si sospecha que su hijo puede tener una enfermedad por arañazo de gato, comuníquese con su proveedor de atención médica de inmediato.

Esté atento a las siguientes señales de advertencia ...

Los síntomas menos comunes pueden incluir:

Incluso un ligero rasguño en la piel suave y sensible de su bebé puede causar sensación de pánico a los padres primerizos, pero tenga en cuenta que la fiebre por arañazo de gato no es una enfermedad grave. Un examen físico seguido de un análisis de sangre simple, llamado análisis de sangre IFA Bartonella henselae , es a menudo suficiente para diagnosticar la infección. Y la mayoría de los niños con un sistema inmune saludable se recuperan completamente de la enfermedad por sí mismos; sin embargo, el tratamiento a veces puede incluir un tratamiento con antibióticos como azitromicina, claritromicina, rifampina, trimetoprim-sulfametoxazol o ciprofloxacina.

> Fuente:

> Institutos Nacionales de Salud